Una rosa bicolor, con tonos que se desvanecen entre el blanco y el fucsia, pasó de una pérgola centenaria al bolsillo de una vecina. Un jardín histórico se multiplicó en macetas domésticas. Y el aire fresco del parque 9 de Julio se mezcló ayer con entusiasmo, preguntas y recomendaciones para cuidar un gajo como se cuida algo vivo. Así se vivió la segunda entrega gratuita de esquejes de El Rosedal, una propuesta de la Secretaría de Espacios Verdes de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán que volvió a convocar a cientos de personas.
“Esta vez vinieron más vecinos que el año pasado. Estamos felices de que cada vez más gente se interese por llevar un pedacito del rosedal a su casa”, explicó el ingeniero Manuel Díaz, director del parque 9 de Julio.
La jornada se realiza a fines de julio por una razón técnica y biológica. “El rosal es una planta caduca. En este momento, cuando ya perdió sus hojas y acumuló reservas, es ideal hacer la poda y aprovechar sus ramas para formar nuevos brotes. Por eso los esquejes deben tener cierto grosor y ser preparados de forma cuidadosa”, explicó el funcionario.
Cada persona recibió una bolsita con gajos seleccionados y una clase exprés de jardinería, a cargo de los alumnos de la “Escuela Municipal de Jardinería Carlos Thays”.
Ellos explicaron cómo preparar la tierra, cómo hacer los primeros trasplantes y qué errores evitar. “Llévenlos como lo que son: seres vivos. Necesitan oscuridad para enraizar, un corte en ángulo para que no se pudran, agua en su justa medida y mucha paciencia”, aconsejó Fernanda, una de las alumnas.
Un acto de amor verde
Mercedes, vecina de la capital, fue una de las primeras en llegar. “Tengo casi un vivero en mi jardín. Soy buena con las plantas y la idea de tener un pedacito del rosedal me encanta. Si no me brotan, volveré el próximo año”, dijo entre risas.
Un hincha de San Martín quiere llenar de rosas el estadio de Atlético: "No hay doble intención, es un gesto de paz"Estela Villagrán, en cambio, llegó con nostalgia: “En estas pérgolas jugaron mis hijos. Ahora traigo a mis nietos. Y cuando vengan los que viven en el sur, voy a poder decirles que en mi patio crecen rosas del Parque 9 de Julio”.
Jorge Catoia, vecino aficionado a la jardinería, compartió algunos secretos prácticos: “Yo los pongo en la sombra unos diez días, después a la maceta. Mejor si la arena está húmeda y no tiene restos de cal. Y en un recipiente chico al principio, para que se compacte bien”.
El Rosedal para los tucumanos: vecinos podrán retirar esquejes gratis para plantarLas recomendaciones fueron tantas como las manos que extendían las bolsas, con entusiasmo y cuidado. Eugenia, otra alumna, recordó un punto clave: “Las raíces crecen en la oscuridad. Por eso hay que tapar los esquejes, usar botellas o mantenerlos en sombra hasta que broten”.
La poda estuvo encargado por varios jardineros del parque quienes tenían conocimientos técnicos para que el esqueje que se ofrecía sean fructífero.
Por eso, con tijeras especiales en mano se cortaron gajos de entre 15 a 30 centímetros con diámetro similar al de un lápiz, para posibilitar la circulación de sustancias de reserva que permitan la regeneración de la planta. Los tallos, además, debían tener yemas de donde crezcan las nuevas ramas y raíces.
Miguel Gonza fue uno de los encargados de la poda, y entre cada movimiento delicado para lograr un equeje perfecto contestaba consultas de los vecinos, y avisaba: “En septiembre u octubre, nuevamente El Rosedal estará totalmente florecido y renovado. Es por eso que esta tarea que llevamos adelante hoy es tan impontante”.
Historia viva
El parque 9 de Julio fue inaugurado en 1916, en el marco del centenario de la independencia argentina. Su rosedal es uno de los espacios más icónicos del parque, obra del paisajista francés Carlos Thays. Su trazado original tenía forma de óvalo, con pérgolas cubiertas de enredaderas y una gran variedad de rosales. Hoy alberga más de 2.000 ejemplares de rosas de distintas especies, como las rosas de té y las floribundas.
VIDEO. El Rosedal comparte su belleza con los tucumanosLas rosas de té híbridas tienden a tener flores grandes y solitarias en tallos largos y según refirió el ingeniero Díaz, son las que suelen venderse en florerías y puestos de la peatonal.
En tanto las rosas floribundas producen flores más pequeñas en racimos. Además suelen ser más compactas y frondosas, mientras que las rosas de té híbridas tienden a crecer más altas y erguidas.
“La gente muchas veces no sabe que este lugar es histórico, y por eso buscamos revalorizarlo. El parque es como el living de nuestra casa: un pulmón verde que purifica el aire y nos llena de vida. Y las rosas también enseñan. Cuidarlas es una forma de educar en el amor por el ambiente”, remarcó el ingeniero Díaz.
La jornada no fue solo una entrega de plantas. Fue una invitación a conectar con la tierra, con la memoria, y con la esperanza de que un gajo brote y se multiplique en más jardines tucumanos.